Siempre quise ir a L.A. dejar un día esta ciudad. Cruzar el mar en tu compañía. Pero ya hace tiempo que me has dejado, y probablemente me habrás olvidado. No sé que aventuras correré sin ti. Y ahora estoy aquí sentado en un viejo Cadillac de segunda mano junto al Mervellé, a mis pies mi ciudad y hace un momento que me ha dejado, aquí en la ladera del Tibidabo, la última rubia que vino a probar el asiento de atrás.
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